Desde su aparición en la escena de la guitarra clásica hace ya varios años, la guitarrista paraguaya Berta Rojas debe ya haber ganado miles de admiradores de su música alrededor de todo el mundo. Su musicalidad instintiva y experiencia técnica le permiten inculcar excelencia en todo lo que ella elige interpretar. Este último álbum lanzado se centra en los sonidos inspirados en la música de Costa Rica, México, Argentina y el Reino Unido. El álbum comienza con una pista muy especial escrita por el compositor costarricense Edín Solís. Lo "especial" no se refiere tanto a la composición real - que de por sí es sumamente agradable - sino más bien a los invitados extraordinarios que participan junto con Rojas en esta actuación. La misma es acompañada por la "Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura" (también conocida como "Landfill Harmonic"); esta singular orquesta dirigida en la ocasión por Edín Solís está compuesta por niños, hombres y mujeres jóvenes en situación de pobreza, que han construido sus instrumentos - violines, violonchelos, saxofones, percusión, etc. - de material reciclable recogido por sus padres entre montones de basura. El sonido resultante que producen estos instrumentos es extremadamente notable, haciendo que me encuentre volviendo una y otra vez a esta primera pista. En su relativamente corta vida, "La calle del viento", del mismo compositor, es uno de los temas más memorables en este álbum. Su tono nostálgico y lleno de pesar sin duda conmueve emocionalmente a cualquiera que escuche esta hermosa pieza. La contribución de Vincent Lindsey-Clark en esta grabación es un conjunto de cuatro movimientos escritos a pedido de Berta Rojas, quien solicitó una colección de piezas de influencia latinoamericana. Estos movimientos se ajustan perfectamente al pedido, y son un homenaje al talento de Lindsey-Clark, ya que suenan como si fueran propios de un compositor latinoamericano. En medio de toda la alegría y el buen humor rítmicos que brotan de tres de los movimientos, hay una pieza exquisitamente delicada y emotiva titulada "El vuelo de la mariposa". Se trata de una obra que podría convertirse fácilmente en una pieza célebre independiente; tan bella escritura de un talentosísimo compositor. La mayor parte de la obra en este disco está dedicada a la música del compositor mexicano Julio César Oliva. Se trata de alguien que ha escrito más de 200 composiciones, la mayoría para guitarra. Su música es la música del romanticismo y el impresionismo en un lenguaje contemporáneo. Las obras en este álbum son de una talla excepcional, llenas de melodías hermosas, exuberantes armonías y creatividad, elementos que evocan el lado romántico de la música. La exuberante y optimista "Danza sin fin" del compositor y guitarrista argentino Quique Sinesi cierra oportunamente este programa de hermosa música. Todo esto es interpretado a la perfección por una artista que parece tomárselo todo con calma. Este no es un disco de rápida y fantástica pirotecnia alrededor del diapasón, más bien, se trata de uno de esos que hace nos permite apreciar realmente lo que significa hacer verdadera música. Uno se queda sin adjetivos calificativos al escribir sobre Berta Rojas, ya todo se ha dicho antes, en innumerables ocasiones. Altamente recomendable.