Desde el arpegio ascendente de “Taquito Militar”, la reflexiva interacción entre la guitarrista Berta Rojas y el grupo de cámara más querido de Argentina, la Camerata Bariloche, ocupa un lugar central en La Historia del Tango (2015) y mantiene al oyente concentrado en lo que debe estar, en el tango. El álbum toma su título de la suite de cuatro piezas de Ástor Piazzolla, la misma que sirve de pieza central al tiempo que sirve de inspiración del álbum, haciendo un fresco recorrido de la historia del tango en su desarrollo desde los burdeles hasta las salas de concierto. Aunque Rojas y el arreglador Carlos Franzetti presentan al más famoso compositor de tango en cinco pistas, incluyendo el punto más alto, “Obvilion”, el resto del disco de 12 pistas en total, explora obras de compositores menos conocidos fuera de la Argentina. En piezas como “Por una Cabeza”, nos encontramos melodías que originalmente fueron grabadas por cuerdas y voces, adaptadas a las líneas de la guitarra de Rojas, que se apoyan en adornos líricos para reemplazar al vibrato vacilante que una vez transmitió emoción al oyente. El bandoneón (un tipo de acordeón que es casi sinónimo de tango) es utilizado durante todo el álbum para conservar el sabor histórico de la forma, pero la guitarra nunca cede protagonismo durante el mismo. “Historia del Tango” es exitoso en múltiples niveles, y es por eso que puede satisfacer en una variedad de formas a los oyentes que exploran sus riquezas. Es agradable a los oídos, siendo ligero y juguetón y al mismo tiempo manteniendo el pulso rítmico irresistible que una vez convirtió al tango en la envidia de los salones de baile. Aunque las composiciones resultan familiares dentro de la tradición del tango, el nuevo emparejamiento de la guitarra con la agrupación de cámara revela nuevas facetas de cada pieza, que deberían satisfacer por igual tanto a principiantes como conocedores. Finalmente, a los entusiastas de la guitarra clásica les encantará esta oportunidad de explorar la rica historia del tango a través de las ágiles interpretaciones de éstos clásicos de la mano de Rojas, hábilmente apoyados en los tanto imaginativos como tenues arreglos de cuerda de Franzetti.