La expresión "interpretación íntima" es una frase bastante común en el lenguaje de los críticos y promotores. La mayoría de las veces es simplemente una descripción de la distancia entre el intérprete y la audiencia y no de la profundidad emocional de la interpretación. La presentación de la guitarrista Berta Rojas el sábado por la noche en la United Methodist Church de Northwest Hills, cortesía de la Sociedad de Guitarra Clásica de Austin, exhibió su talento para interpretar las músicas de su nativo Paraguay con una sútil belleza que me hizo acordar de lo que verdaderamente significa una "interpretación íntima"Rojas eligió obras de su compatriota guitarrista y compositor Agustín Barrios para iniciar su presentación, abriendo con el delicado "Ultimo Canto." La obra, construida alrededor de una figura de tresillos en ostinato que caen entrelazados con una cascada descendente de armonías de los graves, estableció no solamente la perspicacia técnica de Rojas, sino también su afinidad con la música de Barrios. Rojas, por momentos envolvía completamente su guitarra, balanceándose con el instrumento como una bailarina.
Berta exploró la música de Brasil con dos preludios impresionantes de uno de los mas estimados compositores de la guitarra clásica, Heitor Villa-Lobos. Durante el primero, una oscura y lánguida selección, Rojas desarrolló tiernamente los pasajes basados en armónicos en la guitarra, regresando luego a la delicada melodía y terminado la obra muy suavemente, tanto así que me encontré a mi mismo inclinado en mi asiento para atrapar la última nota. En rígido contraste con el primero, el segundo preludio estalló desde el principio con interpretaciones melódicas frenéticas y culminó con una sucesión rápida de "power chords" que estarían como "en casa" en una música de Black Sabbath [un grupo de rock]
Su regreso a la música de Barrios luego del receso, fue lo más cautivador de la noche. El tratamiento que le dio a La Catedral, una composición de Barrios inspirada en una visita a la Catedral de San José de Montevideo, conjuró imágenes de campanas de la iglesia y un solemne órgano de tubos. Escenas pastorales del Chaco se vivificaron durante su ejecución de "Las Abejas". La trascendente ejecución de Rojas revela un profundo afecto por la música del hijo histórico del Paraguay, a quien se le acredita la primera grabación de guitarra clásica en 1910. Al regresar al escenario, Rojas ejecutó como bis lo que ella describe como "algo así como un himno nacional" de Paraguay, la animada "Danza Paraguaya."Como guitarrista, Rojas no hace alarde de su técnica -lo que podría resultar en rigidez y hasta pedantería propia en algunos músicos- en favor de una apasionada expresividad.